En septiembre de 1895, en el "Bulevar des Capusines" se produce un acontecimiento que habrá de tener una amplia resonancia. Se trata de un curioso espectáculo que los hermanos Lumiére presentan ante el público de Paris: le llaman " cinématographe", aunque otros quisieran que se llamara " Kinetoscope" y los tradicionalista " lanterne magique". En primera sesión, doscientas personas, sentadas, tiesas y expectantes ante una pantalla observan.
Una película empieza: con una manguera, un jardinero riega un jardin; llega un niño tras él y silenciosamente pisa el tubo; el agua, como es natural, no sale; el jardinero se sorprende y examina la boca de la maguera; el niño retira el pie y el chorro de agua salta sobre la cara del jardinero. La película ha concluido. De esta manera tan sencilla comienza lo que se ha llamado el séptimo arte.
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